jueves, 13 de septiembre de 2012

Entrevista con Xabier Villanueva

Xabier Villanueva es un joven de 29 años de la localidad navarra de Barañain. En 2010 su vida dio un brusco giro que comenzó con una estancia en Nueva Zelanda y un cambio radical en su trayectoria profesional. Su último proyecto es el de convertirse en escritor; muestra de ello es “El péndulo de hielo”, su primera novela que ahora se propone editar.

Hace unos años trabajabas como informático y ahora colaboras en Viajerosblog.com, tienes tu propio blog y te propones editar tu primera novela, ¿a qué se debe este cambio radical?

De pequeño me gustaban más los idiomas y la literatura que las ciencias, pero la promesa de un futuro prometedor al amparo de la informática me hizo decantarme por esta otra vía. ¿Qué es lo que sucedió? Que el futuro, presente a estas alturas, no es el apuesto señor al que estreché la mano con efusividad en el pasado.

Mi día a día me acabó desmotivando y empecé a colaborar altruistamente con Tomacine.com, una revista de cine online. Luego la puntilla me la puso un despido. La puñalada fue por la espalda, certera, y guillotinó por completo el concepto que tenía de la bondad en el ámbito profesional. Un buen amigo mío decidió marcharse a Nueva Zelanda tras acabar la carrera, y como nunca me había atrevido a hacer lo que realmente me apetecía, decidí que ya iba siendo hora de ponerle remedio. Temía no volverlo a ver, así que hice las maletas. La idea era irme un mes pero al final estuve fuera de casa un año y medio.

Durante este periodo de cambios, ¿cómo y cuándo te surge la idea de escribir una novela?

Desde pequeño, me prometí a mí mismo, como reto personal, que escribiría una novela antes de morir. Al viajar a Nueva Zelanda durante 6 meses y disponer de todo el tiempo del mundo para conocerme realmente y recapacitar sobre mis anhelos, comprendí que había llegado el momento. Y no sólo de escribir un libro, sino de dedicarme por entero a las letras.

La novela la comencé a escribir en Bruselas. Me llevó cerca de 7 meses terminarla, aunque pronto comprendería que estaba en pañales. Las correcciones me han llevado más tiempo del que empleé para escribir el primer borrador, y no exagero si te digo que he tenido que leer y corregir el manuscrito 8 veces. Mi carácter me hace ser perfeccionista, y como era la primera vez que me enfrentaba a un proyecto de este calibre, aprendí a base de errores. Soy de los que piensa que si se hace algo, es para hacerlo bien. De lo contrario es mejor dedicarse a otra cosa.

 Si fueses tu propio editor y tuvieras que escribir el texto de la contraportada de “El péndulo de hielo” ¿Qué texto pondrías a modo de resumen de la novela?

Descubre la historia de Xabier Villanueva, el joven que viajó hacia rutas salvajes en busca de un sueño que ha hecho realidad.

El péndulo oscila bajo la acción gravitatoria, con dos grados de libertad si es esférico.

El hielo es frío, efímero, descorazonador.

En la novela os aguardan impostores, los que, una vez marcados con las reglas del juego, buscan acomodo en la batalla por la supervivencia. Lo hacen sin remordimientos, con la inocencia de cualquier asesino, con la crueldad de cualquier niño. La intriga, el dolor, el drama, el sexo y el amor se arremolinan en una espiral de violencia que nos lleva a comprender la importancia de la tolerancia, de la cultura y de la mitología, siendo oyentes privilegiados del nacimiento de Nueva Zelanda como país a través de las leyendas maoríes.

En el tercer capítulo hay detalles que recuerdan a la novela de George Orwell “1984”, ¿es una de tus fuentes de inspiración? ¿Alguna más?

‘1984’ es sin duda la novela que más ha podido influir, si bien es cierto que aproveché la ocasión para leer ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley mientras escribía ‘El péndulo de hielo’.

A pesar de que cueste comprenderlo, la mayor fuente de inspiración fue la distancia. Llevaba meses vagando por las tierras de Nueva Zelanda cuando deposité mis huesos en Bruselas. Desde la impotencia, desde la distancia insalvable de mis seres queridos, veía cómo iban cayendo uno a uno los derechos y los valores por los que tanto luchó la generación de mis padres. Me sentía como un indefenso animal atado con cadena bajo una tormenta de granizo, y encontré una vía de escape en un guión que nunca había imaginado. Lo más preocupante es que lo peor está por venir.

Parece que eres bastante crítico con la situación que vivimos actualmente, ¿plasmas en la novela de algún modo estas ideas?

Mi indignación, frustración y cabreo mejor dicho, es ver cómo el ser humano no es capaz de repartir equitativamente la riqueza que posee y se ensaña con los de siempre para que los de siempre puedan mantener su alto nivel de vida. Ver, en definitiva, cómo millones de personas siguen muriéndose de hambre o están siendo explotadas delante de nuestros ojos con el beneplácito de todas y cada una de las religiones que pueblan nuestro planeta. Comparto en buena parte la teoría de sus doctrinas, no así las prácticas que se llevan a cabo.

Aunque cuando empecé a escribir “El péndulo de hielo” no lo tenía en mente, al final acabó siendo una distopía, lo que ya implica una denuncia hacia un estamento concreto o una manera de vivir. Esta pasividad que demuestra la sociedad actual nos está llevando al proceso inverso de Pinocho: siendo humanos nos estamos convirtiendo en marionetas. Se ve, además, que nunca dejará de gustarnos el dulce sabor de la mentira.

¿Qué te hizo dar ese giro?

Entiendo que soy bastante anárquico a la hora de escribir, en tanto que en vez de estructurar la novela desde el principio, dejé que las palabras cobraran vida. Mi vuelta a la estresada Europa supuso un cambio drástico. Quizá no estaba preparado para cambiar de golpe la vasta naturaleza por la cuadriculada urbe, y el hecho de haber vivido tanto tiempo como un nómada y afincarme definitivamente en un lugar concreto me hizo enfrentarme de nuevo a la realidad. El año en Bruselas y el mes que dediqué para recorrer México de punta a punta influyeron irreversiblemente en la novela.

¿Cuáles crees que son los puntos fuertes de tu novela?

Creo que los diálogos acercan los personajes al lector en la obra, haciéndolos suyos, gracias al empleo de un lenguaje llano y creíble. El encargado de darle ritmo y templanza es el narrador, los narradores mejor dicho, empleando para ello un léxico y vocabulario lo suficientemente cuidado para agradar al más exigente, y lo suficientemente accesible para que su lectura no resulte tediosa ni estridente.

Mi estilo, además, introduce fragmentos de poesía a la propia narrativa, y este hecho diferenciador hace de la novela una experiencia en sí misma. Aunque, por encima de todo, el plato fuerte de la obra viene servida en una bandeja. Y tiene forma de corazón, el mío; y de alma, la mía.

¿A qué público va dirigida?

Al público joven y adulto, entiendo que a personas en la horquilla de los 20-50 años principalmente. Les puede gustar tanto a quienes adoran el género de intriga o la ciencia ficción, como a los que disfrutan con los libros de viajes. Puesto que la novela tiene muchas capas de cebolla, creo que todos los públicos pueden encontrar en ella motivos suficientes para disfrutar de su lectura. No obstante, quiero avisar que esta cebolla puede humedecer los ojos a más de uno.

Actualmente estás buscando editorial, ¿cómo ves el actual panorama editorial? ¿Crees que las editoriales en tiempos de crisis no arriesgan por autores nuevos? ¿Qué posibilidades ves en la autopublicación?

Siendo tan anónimo como lo soy yo, el actual panorama editorial pinta azul oscuro casi negro. Más, si cabe, cuando al contactar con reputados escritores te das cuenta que ellos no pueden ejercer de padrinos. Están abiertos a darte consejos, aunque carecen del peso necesario para hacer llegar tu manuscrito a los editores. Luego, la odisea de llegar a las librerías recae sobre ti.

Las editoriales siempre van a apostar por nuevos autores. El problema radica en encontrar el medio para llegar hasta ellas, sobre todo a las de los grandes grupos. La autopublicación, de hecho, es una de esas vías, y podemos encontrar los ejemplos alentadores de Bruno Nievas y su ‘Realidad aumentada’, Eva García Sáenz y su ‘Saga de los longevos’, ‘El bolígrafo de gel verde’ de Eloy Moreno o Armando Rodera y ‘El enigma de los vencidos’ por poner unos ejemplos. Lamentablemente, es jugarse todo a una carta, dado que si no consigues entrar en la lista de los libros más vendidos estás abocado al rechazo sistemático de las editoriales por el simple hecho de haber publicado tu obra.

De todas formas, no tengo miedo a convertirme en un nuevo autor de la denominada Generación Kindle. Si no me convence ninguna de las propuestas que me llegan echaré a volar por mi cuenta. La vida carece de sentido si no tomamos riesgos de vez en cuando.

Además de tu novela y tu colaboración en Viajerosblog.com tienes tu propio blog, Comoserunkiwi.com, dedicado a la isla que cambió tu vida.

Le debo mucho a la isla, ya que ella fue quien me enseñó a ser feliz. Creé el blog de Comoserunkiwi.com para mantener el contacto con mis familiares y amigos, y a día de hoy se ha convertido en todo un referente de Nueva Zelanda en habla hispana. Al escribir en él casi a diario es cuando comprendí que aquello me gustaba y que debía tratar de continuar escribiendo a toda costa.

Siguiendo con los viajes, el viaje de tu vida sería…


Viajar a la luna como ya lo hiciera Tintín en su día. Dado que todo hace indicar que va a ser imposible, me conformo con iniciar la aventura más enriquecedora de todas: la de escritor.


Tu principal objetivo a corto plazo es ver tu novela en las librerías pero... ¿Cuáles son tus metas a medio y largo plazo?

Si algo he aprendido en mis viajes es a vivir el día a día, por lo que no es algo que me preocupe. Sí tengo claro que me gustaría poder volver a vivir por mis propios medios sin depender de la vivienda familiar, pero para ello he de conseguir cualquier tipo de trabajo que me permita pagar las facturas, ya sea como escritor, travel blogger, informático u operario si hace falta. Y como la oferta es muy inferior a la demanda, no descarto volver a emigrar al extranjero para labrarme un futuro.

Página de la novela

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