viernes, 3 de febrero de 2012

"The Artist", puro arte


Curiosamente, una de las pocas películas no españolas a la que no le han traducido o cambiado el título sí que podría merecer uno distinto: Los Artistas. Más que el título, estos dos términos son, en realidad, la definición de lo que se ve en pantalla durante las casi dos horas de metraje: un artista, el protagonista del film, y otros tantos más, el director y guionista, los responsables de fotografía, banda sonora, edición, etc. Y es que esta película es una obra de arte de principio a fin.


Para los que hemos nacido no sólo con cine sonoro, sino además con televisión a color, resulta de lo más curioso que una película muda y en blanco y negro te haga sentir más emoción, angustia y felicidad que con cualquier prodigio de efectos en 3D, como Avatar, por poner un ejemplo. Sí, se siente todo eso. Para hacerse una idea, en The Artist se encuentran muchas similitudes con dos grandísimas películas: “Cantando bajo la lluvia”, comedia ante todo, y “El crepúsculo de los dioses”, angustiosa hasta decir basta.

La única pega que tiene, y no es culpa de la película, es que, al no estar yo acostumbrada al cine mudo, al principio me esperaba que acabase de un momento a otro, como esos cortos que te ponían en el cole o en clase de cine en la facultad. O que se convirtiera en un tostón insufrible a partir del minuto veinte, como “El Acorazado Potemkin”, el mejor remedio contra el insomnio conocido por el hombre. Pero nada más lejos, "The Artist" te va enganchando y, sin darte cuenta, estás ante los títulos de crédito con una sonrisa enorme en la cara y con la sensación de haber visto una de las mejores películas de todos los tiempos.

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