viernes, 28 de octubre de 2011

Qué mala es la envidia

Estoy leyendo estos días otro libro escrito por un superviviente de los campos de concentración nazis, en este caso Auschwitz I. Los asesinatos, torturas y humillaciones llenan sus páginas junto a otro hecho bastante frecuente en los campos y que siempre me ha llamado mucho la atención: la crueldad de unos presos hacia otros, desde las denuncias y palizas de los Kapos (presos políticos, judíos, criminales alemanes… responsables de cada bloque o sección) hasta los robos de comida de unos a otros que suponía, en muchas ocasiones, la condena a muerte para el que se queda sin el trozo de pan.

 A veces los Kapos eran más crueles que los propios nazis

Quizá todo estuviera justificado por la supervivencia propia. Lo que me sorprende es que cuando dejo el libro y cojo el periódico descubro que, sin estar en juego la vida y en 2011, en este país hacemos exactamente lo mismo: intentar hundir a nuestros iguales.

La actualidad de estos días está centrada en las protestas de los profesores contra los recortes en educación. Hace unos meses el tema del momento era el recorte del sueldo a los funcionarios. En los dos casos he podido ver como la mayoría de la gente que conozco se crispa con el colectivo de turno, les insulta y les llama vagos, pero nadie, de izquierdas o derechas, parece mostrar un mínimo de empatía por sus compañeros. Sí, lo he dicho bien, son nuestros compañeros. No son políticos incapaces de solucionar esta crisis, ni multimillonarios que no han dado un palo al agua en su vida. Son trabajadores, igual que nosotros.





Unos porque cobran más, otros porque tienen más vacaciones, el caso es criticar. Y digo yo, a todos esos que critican a los profesores ¿son capaces de estar 5 horas intentando meter algo útil en la cabeza de 30 críos de 13 años? Yo, no. Y si tan bien se vive de funcionario, ¿por qué no se sacan una oposición? Yo no podría por mucho que lo intentara. Pero la culpa es de los profesores y de los funcionarios ¿no? Y sí, claro que hay vagos, pero en la mayoría de empresas privadas no dedicadas a la enseñanza también. Vamos a acabar con los vagos y a darle esos puestos a los que sí quieren hacerlo, pero en todos los ámbitos y niveles. Vamos a dejar de meter en el mismo saco a todo un colectivo sólo porque nos corroa la envidia.

Además, dado que yo, y todos los que critican a estos colectivos, no podemos realizar esos trabajos, creo que nuestras reivindicaciones deberían tener como objetivo el mejorar nuestras condiciones para que se igualen a las suyas y no al revés. Me explico: si yo por ponerme enferma un solo día o llegar tarde por causas ajenas a mi voluntad me repercute directamente en la nómina; si tengo prohibidos los descansos para tomar café o fumar; si tengo que dedicar 12 horas cada día a un trabajo que podría hacer en 5; si no puedo apuntarme a cursos ni deportes los días de diario, ni solucionar ningún tema administrativo, ¿debería pedir que estas condiciones se le aplicaran al resto de trabajadores de España?

Es más, en la mayoría de países europeos tienen mejores condiciones que nosotros (menos horas semanales, jornadas continuas, teletrabajo…) y casualmente rinden más. Supongo que para algunos esto es un gran error y deberían tener nuestro sistema y así estar más amargados y rendir menos.



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